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A CERCA DE  MI

 

 

Mientras me tomo un café de esos que te enamoran de la vida y contemplo el amanecer he pensado: estoy viva y respiro, me encontré a mí misma por varias ocasiones en las que me extravié del camino y nunca término de conocerme. Salí de cada bache y crisis existencial con la fortaleza y el ímpetu de mi alma guerrera, con la convicción de que la Fe es mi motor de existencia.

Que más puedo pedir, si puedo saborear el buque de un buen vino tinto mientras plasmo mis ideas en un papel, si cada vez que siento que el mundo se derrumba tengo a mi lado gente maravillosa, mis hijos, hermanas y a mi madre que me dan ánimo y fuerzas para seguir en la lucha. Y qué decir de los amigos, son ángeles que el Creador pone en el él momento preciso de este andar, de ellos solo los mejores se quedan para siempre, porque valen oro y los otros pasan por nuestra vida para enseñarnos a no ser como ellos.
Aún creo en la bondad de la imperfección de cada ser humano, que falla y se levanta, que tienen la capacidad de reconocer los desaciertos de la vida y luego intentan mejorar y transformar su existencia para bien.

Un día leí que en oriente a un cuenco roto lo reparan porque se vuelve más hermoso con cada experiencia, parchan las grietas y abolladuras con oro y plata, para recordar la imperfección y fragilidad humana asi como la resistencia y capacidad de recuperarnos... así le siento a este corazón que se rompió una docena de veces y a pesar de eso aún puede latir y puede volver a creer en que el amor por que tiene su única y propia historia. Cada ilusión le enseñó a mi corazón a latir con más fuerza, a bombear sentimientos positivos, de los mejores, de los buenos...

 

Un corazón que se marcó por los amores instantáneos que dejaron huella, que me prepararon para dar lo mejor de mí cuando llegue mi cómplice de vida, quien estará listo para recibir abundantemente todo lo que tengo y lo que puedo dar. Este corazón que aún puede ofrecer la ÚLTIMA CONFIANZA a quien falló y puede redimirla. Que puede gritarle al universo un te quiero irreverente con premeditación y alevosía, con nombre y apellido por que goza de la libertad de amar con soberanía y sabe que vivir en paz no tiene precio.

Que más le puedo pedir a la vida si mis pulmones oxigenan la sangre que corre por mis venas, que me permite estar viva, sentir, pensar y sobre todo existir y a pesar de que ya no hecho humo, cada mañana y cada tarde, aún puedo deleitarme con el olor del cigarrillo que fuma mi vecino.
Que en el silencio de mi soledad puedo llegar al centro de mi vida y puedo darme el lujo de caminar descalza sobre mis miedos, en ese instante puedo sentir al huracán de mis emociones y que ese viento que choca en mi rostro, borre las cosas que quiero olvidar. De la quietud de mi alma aprendí que la tolerancia es la herramienta para amar al prójimo.

Mis ojos me permiten deleitarme con la lectura y puedo citar en estas líneas pensamientos de tantos autores que marcaron mis días. Porque soy el resultado de los libros que leo, de los cafés y vinos que comparto y de las personas que amo.

Valoro inmensamente a quien tiene el coraje de amarme con mis demonios, como dice Sabina me gusta comer y beber de verdad, amar, besar, enamorarme de verdad y tener amigos de verdad.

Que estoy en una edad en la que prefiero quedarme con la culpa y no con las ganas, que es un placer rompernos el corazón cada vez que nos da la gana de entregar todo. Que tengo el coraje de disfrutar de mi soledad y la valentía para arriesgar la vida con alguien, que me atrae un hombre no por su belleza externa sino por su conversación contundente y brillante, que me haga reír por horas y con quien pueda charlar de todo y nada, con quien pueda perderme a mí misma en el proceso de amar, a quien pueda besayunarme cuando se me antoje y extraviarme en su infinito de a ratos, respetando su individualidad, simplemente porque no quiero ser de nadie, ser solamente mía y compartir mi libertad con un compinche de vida.

Que prefiero de esos amores que no se publican ni hacen alarde, con quien pueda sentirme orgullosa al caminar de la mano y bebernos un trago mientras pasamos la noche entera riendo a carcajadas y hablando mierdas.

De mis memorias quedaron las cosas que se disfrutan, mi padre me dio tantos abrazos de esos que valieron la pena todos los días sin vernos, me enseñó a amar mi locura y a vivir en otra dimensión para no perder el tiempo en las cosas que no tienen alma, porque no cualquiera puede ser llamado orate, hay que merecerlo.

A veces no sé qué decir o que callar y las consecuencias de la mentira me enseñaron a que no hay nada mejor que hablar con la verdad.

Dar gracias porque estar viva me permite sentir mariposas en el estómago, temblar de la emoción cuando el corazón se desborda al ver al hombre que me gusta. Amar a quien me soportó en los peores momentos porque es merecedor de lo mejor de mi tiempo.

Y que solo me hace falta en esta vida un despertador inteligente, que sepa el momento preciso en el que debe despertarme y que sueños debe arruinar y cuales no. Queda tanto camino por recorrer y puedo desearte lo mejor pero ya me tuviste.

Es fácil vivir lo complejo es aprender a existir.

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